Texto y fotografía Por: Bolívar Mejía
República Dominicana. Jarabacoa la ciudad de la eterna primavera, fuente de las aguas, donde la naturaleza es la protagonista principal, de un entorno visual que arrebata y subyuga. Pero observarlo desde las alturas, casi tocando las nubes con nuestras manos, disfrutando la sensación de vacío que nos encoge el estómago, (El gustico de la vieja elevado a su máxima potencia); es una experiencia que hay que vivirla y sentirla, para poder alcanzar a definir la emoción. Todo el que alzó el vuelo con los muchachos de Juan Parapente, que demostraron su pericia pilotando estos artilugios, al aterrizar pedían a viva voz repetir la maravillosa experiencia. Video
A la 5:30 de la mañana llegamos a donde ya es costumbre, la parte frontal de Sambil, en la Jhon F. Kennedy, donde nos recibieron los jóvenes que componen el Staff de Tornusdestinos, cinco jóvenes graduados de turismo, quienes decidieron embarcarse en la empresa de organizar tours. En esta actividad ponen en práctica todo lo aprendido sobre la carrera; pero sobre todo se esmeran desde el inicio en el cuidado y las atenciones a los viajeros, que depositaron su confianza en la empresa que gestionan.
El staff de Tornusdestinos esta encabezado por Yamilex Pineda, quien cuenta con el respaldo de Zoila Romero, Darianna Robinson, Nayelly Trinidad y el joven Gabriel Matías. El servicio a los que participan de la excursión es la principal motivación de este grupo; y esto se nota desde el principio, por la calidez con que reciben a cada pasajero en la puerta del autobús. La guagua partió a la hora establecida y a medida que se deslizaba por la autopista Duarte, el día fue cobrando cuerpo lleno de expectativas, en el interior del autobús, el equipo se presentó y un rato después anuncio la primera parada técnica, en Plaza Jacaranda.
Llegamos a Jarabacoa, no sin antes desayunar un sabroso mangú de guineítos con una lámina de queso derretido por encima y salami, acompañado del respectivo jugo, refresco o agua, según la predilección del viajero. Penetramos al pueblo de Jarabacoa, donde el staff edifico a los visitantes sobre su origen, atractivos y gastronomía, alentándolos a que pongan atención en lo que explicaban, pues aquello seria parte de una trivia, que les permitiría ganar algunos regalos en la rifa al final del viaje. Legamos al “Parapentizaje” así bautice la explanada donde aterrizan los parapentes, luego de descender desde las altas montañas que circundan como una barrera protectora el pueblo de Jarabacoa.
El primer grupo de 8 personas partió con el equipo de Juan Parapente y los bultos contentivos de los artefactos de vuelo. Los demás esperamos en el espacio donde aterrizan, un lugar agradable rodeado de naturaleza, flores y una laguna con aves acuáticas, propicias para la observación. Allí esperamos hasta que comenzamos a ver los primeros puntos diminutos por encima de las crestas de la montaña, aviso de que los excursionistas comenzaban a volar y a disfrutar de una experiencia inolvidable, observar el pueblo y la naturaleza de Jarabacoa desde la perspectiva de las aves.
En el segundo grupo me subí a la atestada camioneta que lleva los pertrechos para el vuelo y los excursionistas a quienes les tocaba lanzarse a la aventura, desde la cima de la montaña; en esta ocasión la camioneta de doble cabina iba atestada por las nueve personas que se iban a lanzar y unas cuantas más que deseaban ver de dónde alzaban el vuelo los parapentes, además los bultos y los pilotos que iban colgados de los estribos de la guagua. Una cosa que note y que deben de tomar en cuenta Juan Parapente y su equipo, es que por la prisa por llegar a la cima y luego bajar a buscar más excursionista, los choferes manejan muy a prisa por una carretera estrecha y llena de curvas, que, en cualquier momento, Dios no lo permita, puede ocasionar un hecho que lamentar, por lo que creemos que la empresa de Parapente debe ajustar los protocolos de seguridad y edificar a los choferes sobre la responsabilidad que tienen sobre sus hombros. Los tours operadores deben tomar esto en cuenta, por la seguridad de sus excursionistas.
Luego de la experiencia de vuelo, nos dirigimos a la calle de las sombrillas, Las Hermanas Mirabal, un espacio emblemático de Jarabacoa, una calle con bares, restaurantes y donde se encuentran los populares helados Ivon. Allí los excursionistas se hicieron el clásico fotomontaje de asir los mangos de las sombrillas desde el suelo. Algunos treparon en las vespas y bicicletas decoradas; otros en tanto degustaron los helados Ivon. Luego nos trasladamos al restaurant El Buen Sabor donde almorzamos, en un abundante buffet de variada comida criolla, donde el único límite es servirte toda la que te puedas comer, mas no deje nada en el plato, que a los dueños no le gusta.
Una vez reposado el almuerzo salimos para el último punto del recorrido el Salto Baiguate de Jarabacoa, luego de unas cuantas vueltas, nuestro hábil y afable chofer, Máximo, logró retomar la ruta hacia este Parque Natural bajo el cuidado del Ministerio de Turismo. Al salto se llega a través de unos 600 metros de sendero, hasta alcanzar la escalera por la cual se desciende al anfiteatro natural donde cae imponente la cascada. Aunque la lluvia al principio hizo que algunos se quedaran en el autobús, cuando amaino aprovechamos para bajar y disfrutar de la naturaleza, mientras la mayoría disfrutó de las aguas del rio y la cascada.
El equipo de Tornusdestinos nos impresiono por la profesionalidad en el manejo de personas, aunque son jóvenes inspiran respeto, tienen carácter y responsabilidad, sin dejar de ser amenos. El pase de lista era riguroso antes de partir de un atractivo hacia otro. El interés por el bienestar de los excursionistas era evidente y la capacidad operativa que demostraron, confirma la profesionalidad de personas que aman el turismo; y se esmeran por proteger el medioambiente, por eso nunca viajan con botellas plásticas, para evitar que las dejen tirada. Piden a las personas que traigan sus vasos portables y les sirven el agua de un termo; además nunca se separan de una funda plástica donde no solo recogen la basura que generan sus excursionistas, sino también, la que dejan otros con menos conciencia ambiental.
El regreso fue apacible, con la consiguiente parada para satisfacer algunas necesidades y para la compra de regalos para los que quedaron en casa; pero de una cosa estamos seguros, cada uno de los viajeros, lleva una historia llena de emociones y anécdotas, que contar a familiares y amigos.