El cubano habla con elCaribe sobre la muerte de su padre y su escape de Cuba hasta firmar con San Luis
El primer amor de Randy Arozarena en el deporte fue el fútbol. En una etapa inicial admiró a Ronaldo Luís Nazário de Lima y ahora le rinde reverencia a Cristiano Ronaldo. Su paso al béisbol, la disciplina original de su hermano Raiko, se dio sin proponérselo.
En un estadio de pelota, en 2014, se le rompió el corazón cuando su padre, Jesús, murió tras una ingesta de mariscos (proceso alérgico). La idea era ver a Randy ese día en acción en un partido de postemporada. El destino presentó una carta diferente y todo cambió para la familia Arozarena González. Tanto así que Randy viene de brillar con Tampa y Raiko es portero de un equipo profesional en México.
“Yo estaba jugando un playoff y mi papá me iba a ver ese día y cuando llega al campo, ahí fallece”, dijo Arozarena a elCaribe en una entrevista desde Texas el pasado lunes. “Ahí me quedé con mi mamá y mis dos hermanos (Raiko y Ronny), soy el hermano mayor y tenía que hacer algo por la familia y decidí escapar a México”, añadió.
Hace seis años de ese episodio y Arozarena reconoce, con gestos de dolor, que “todavía no lo supero, todavía lo extraño y lloro, porque lo siento como que fue ayer, pero hay que seguir pa’lante, la vida es así”.
Randy tenía 19 años para entonces y venía destacándose para la escuadra de su localidad, Arroyo de Mantua, al igual que con el conjunto de Mantua (municipio) y luego con el de la provincia Pinar del Río. Esta última tropa fue a la Serie del Caribe, en el retorno de Cuba a esta competencia, pero Arozarena, el jardinero central titular, no hizo el equipo y al año siguiente, cuando nadie menos pensaba, se fue en bote hacia tierra azteca.
Era todo o nada
“Decidí escapar”, dijo en la conversación en vivo por Instagram. Lo que le tocó vivir en la embarcación no fue pequeño. “Es muy peligroso. Las olas mías eran de cinco o seis metros”, añadió sobre su travesía de ocho horas en un bote. “Algunos se toman días, semanas y otros no llegan. Gracias a Dios llegué. Yo me la jugué, en tierra dije es mi vida o mi familia y me la jugué y llegué”.
Con el respaldo de las personas que lo sacaron de Cuba, arribó a Mérida, donde entrenó por varios meses, después pasó a Tijuana, ciudad en la que permaneció por un año hasta que firmó en 2016 con los Cardenales de San Luis por un millón 250 mil dólares.
Randy de inmediato puso en marcha la segunda fase del plan. “Saqué a toda mi familia de Cuba, mi madre, mis hermanos, abuela, ayudé muchos amigos, me compré mi casa (en México y aún la tiene)”, dijo.
Falló más de 40 pruebas de coronavirus
Arozarena, el jugador con más jonrones y más hits en una postemporada en la historia, debutó en las Mayores en 2019 con San Luis, organización que lo cambió este año a Tampa. Pero Arozarena, de 25 años, contrajo el coronavirus a finales de julio y aquello fue una pesadilla. “Duré un mes dando positivo. Ahí se me olvida por completo la pelota, porque tenía que curarme. Dando positivos todos los días y el coronavirus matando gente en el mundo y tenía miedo que podía morir. No me dio tan fuerte, pero di positivo en más de 40 pruebas”, dijo el cubano.