Con motivo del estreno de “Intensamente 2”, en EFEsalud hemos consultado con expertas de la psiquiatría y psicología para analizar las emociones que aborda en la pubertad: la envidia, el aburrimiento, la ansiedad y la vergüenza.
La coordinadora del Comité de Salud Mental de la Asociación Española de Pediatría (AEP), Paula Armero, explica que a esta etapa se entra a partir de los doce años, aproximadamente, aunque parezca que cada vez entran antes.
Lo que ocurre en esta etapa, apunta, es que hay cambios a todos los niveles, cerebrales, hormonales y físicos, que ellos y ellas no pueden controlar.
Es una etapa que tiene mala fama por la rebeldía, porque parece que los chicos y chicas siempre están enfadados, sus gustos cambian, además, con los padres chocan mucho. Y toda esa revolución “les hace comportarse distinto”, apunta la pediatra.
Las emociones de la protagonista de “Intensamente 2” en la pubertad son normales a esa edad pero también es verdad, sostiene Armero, que se tienen aunque no se esté en esa etapa. De hecho, le parece bien que se hayan añadido pero resalta que no hay que olvidar que la alegría, el asco, el miedo, la ira o la tristeza -las emociones protagonistas de la primera entrega de la película– siguen ahí.
En estas edades les importan mucho las opiniones y en la actualidad también las que llegan a través de las redes sociales. Una realidad que aún no la saben gestionar igual que un adulto, porque su cerebro está en proceso, explica, por su parte, la psicóloga Julia Vidal, directora de la clínica Área Humana Psicología.
La vergüenza
La vergüenza, apunta Vidal, tiene “una función social”, va a facilitar la convivencia y la cohesión social para, de esa manera, favorecer el proceso de socialización que tienen que vivir los menores al pasar de un ambiente familiar a otro social.
“Tiene una función de regulación porque cuando sientes vergüenza por cosas que son inadecuadas, pues nos vamos a sentir más motivados a corregirlas”, opina la psicóloga, quien añade que esta emoción que aparece nueva en la película y cuya voz en la versión española corresponde al actor Brays Efe, tiene una misión de prevenir el comportamiento antisocial.
Y la experta de la AEP incide en que esta emoción no es mala. Está muy relacionada con el concepto que se tiene de la propia imagen. El problema es si no tienen la autoestima adecuada y sienten que pueden ser rechazados, que es cuando usan ese mecanismo de defensa “para no salir al mundo exterior”.
“Me refiero a no conocer a gente nueva, a no ir a sitios nuevos, por ejemplo. Pero la vergüenza es una emoción adaptativa, y cuando empieza a limitar el día a día es cuando se tiene que trabajar”, sostiene Armero.
La ansiedad
Pero si hay una emoción que domina a Riley en su entrada a la pubertad en “Intensamente 2” es, sobre todo, la ansiedad, personaje al que pone voz en castellano la actriz Michelle Jenner.
La ansiedad no aparece de nuevas en la persona. Ya cuando somos bebés, hay ansiedad por separación de la mamá, lo que ocurre es que si no hemos sabido explicar a los hijos cómo gestionar las emociones, en esta etapa puede ocupar mucho espacio en su vida.
En este punto, la pediatra asegura que cada vez ve más ansiedad en los menores ante circunstancias que han ocurrido siempre como tener un examen, debido, considera, a que les faltan recursos propios para hacerse valer por sí mismos.
Pero en otras ocasiones por elementos nuevos como las redes sociales. Y es que si antes querías que te aceptasen en tu grupo de amigos de clase o del pueblo, “ahora necesitan que les den likes gente desconocida y si eso no lo reciben, les genera ansiedad”.
La psicóloga por su parte abunda en que la ansiedad aparece cuando se percibe peligro, y una de las mayores amenazas a estas edades a nivel social es a no ser aceptado.
“El propio proceso de adaptación implica un estado de alerta. Luego ese estado de alerta depende de como sea la persona y te puede llevar a más o menos ansiedad”, opina Vidal.
La envidia
Y entra en escena en “Intensamente 2” la envida, doblada en la versión española por la artista Rigoberta Bandini. “Una emoción super importante” para la psicóloga porque les lleva a saber un poco más lo que quieren.
“Si yo veo algo que envidio, digo, ‘anda, pues entonces yo quiero esto para mí’ y van descubriendo qué es lo que quieren, qué es lo que les gusta, qué es lo que desean. También es un motor muy importante para ir en la dirección que quieren”, señala Vidal.
La coordinadora del Comité de Salud Mental de la AEP apunta que esta emoción se tiene también desde siempre, desde que son pequeños, que quieren el juguete del de al lado, aunque en estos casos al ser de corta edad se les puede reconducir en ese momento con otra cosa.
Cuando entras en la etapa en la que está Riley, en la pubertad, y si te centras más en lo que tiene el otro, genera malestar, pero, a veces, es una emoción sana, para mejorar.
“La envidia por sí sola no es mala, pero si centra toda tu vida, o sea, genera cualquier emoción que limite tu vida, que te haga cambiar como tú eres, eso sí que es algo ya lo que decimos como patológico, que no debe ser, pero tener un poco de envidia no pasa nada. Obviamente, querer siempre lo que tiene el otro y que tú no te sientas a gusto con lo que tienes eso ya sí es un problema”, subraya Armero.
El aburrimiento
Y la artista Chanel es la voz del personaje que representa el aburrimiento en la película. Una emoción que no suelta casi ningún momento el móvil y pocas veces se levanta del sofá.
Tampoco es una emoción mala. El problema es que a esas edades, tal vez no saben gestionar estar sin hacer nada, porque tienen tantas actividades, que cuando no las tienen no saben cómo ocupar el tiempo, sin caer en que pueden dibujar, leer o estar con amigos, y todo ello sin móvil, según Armero.
“Ahora tienen demasiado acceso a las nuevas tecnologías. Su tiempo libre lo dedican a eso, que es el problema, porque para su desarrollo cerebral, para el aprendizaje, ya se sabe que no es bueno abusar de ellas, les generan adicción y tienen acceso a un contenido que puede ser perjudicial”, resalta la pediatra.
En su opinión, lo mejor es limitar lo más posible el uso de las pantallas y si se pueden evitar hasta los 16, mejor. En el caso de que no se pueda, hay que enseñarles a usarlas, según la experta de la AEP.
Para la directora de Área Humana Psicología, el aburrimiento cumple varias funciones.
“En esta etapa hay una tendencia a la apatía y a la inactividad y el aburrimiento sería una emoción que te movilizaría a hacer cosas, a buscar estímulos, te ayuda a buscar nuevas experiencias para salir de esa emoción displacentera como es el aburrimiento. Incluso desde ahí, puede ser algo que nos lleve a la creatividad”, reflexiona la psicóloga.
La importancia de la comunicación
Dejar atrás la infancia y entrar en la pubertad como representa “Intensamente 2” supone años de cierto descontrol pero donde los menores “pueden ser inmensamente felices” y tienen que tener a los adultos como referentes para poder contarles sus emociones.
“Hay que darles espacio. Yo siempre se lo digo a los padres para que los adolescentes hablen, esto no es sentarse en plan interrogatorio a las ocho de la tarde cuando llegamos de trabajar. Ellos tienen que tener espacio donde se sientan libremente para poder hablar y cuando ellos quieran hablar, porque a lo mejor el adolescente no te lo quiere contar sino más adelante”, abunda la pediatra de la AEP.
Otra cosa igual de importante: hay que validar sus emociones.
Y recuerde, si en su hijo o hija se enciende el botón de la pubertad, que no cunda el pánico. Aunque sean autónomos y se crean mayores, siguen siendo vulnerables y necesitan ayuda y comunicación con sus adultos de referencia.
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