Un dolor de cabeza está provocando desde hace unos días, en la Liga de Béisbol, el cómo poder culminar sin más inconvenientes la parte regular del torneo.
Los inconvenientes se lo buscaron ellos mismos, por estar detrás de unos “dolaritos más” con la realización de las famosas series en Estados Unidos y Puerto Rico.
Un refrán reza que: “El que mucho abarca poco aprieta”, pero a pesar de conocer esa realidad, siempre han salido airosos, porque han podido solucionar los inconvenientes, y este, aunque aparenta ser grave, no represente un obstáculo insalvable.
Y mientras el hacha va y viene, no hay duda que el denominado “round robin” constituirá un rotundo éxito económico, y más, si el Escogido logra la clasificación.
Y hablando de clasificación, son muchos los que se arriesgan a realizar vaticinios, como verdaderos magos, sobre cuáles son los equipos que disputarán la final.
Y digo que es un riesgo, porque los cuatro equipos, tras la descalificación de los dos primeros, se rearman con jugadores, lo que produce transformación radical en sus filas.
Eso mismo ocurre en la final, provocando otro giro de 180 grados en la constitución de los dos conjuntos que compiten.
A veces se da el caso de que hay más jugadores de los equipos descalificados, que de los que pertenecen originalmente a esos conjuntos, desde el inicio de la campaña.
Es una situación bastante compleja, pero ya los aficionados están adaptados, porque su interés es el equipo, no los jugadores que lo integran en un momento determinado.
Mientras tanto, confiamos que la Liga resuelva exitosamente los inconvenientes que se han presentado para concluir la serie regular.