Por Bolívar Mejía
La crisis de la pandemia del Covid 19, acarreó muchos problemas a los pueblos del mundo, pero trajo consigo cambios en la forma de actuar y de pensar de las personas, una de las cosas interesantes que trajo él covid a nuestro país, es que reforzó los hábitos de higiene y restauró en la gente; costumbres que se estaban perdiendo, volvieron a ser parte de la cotidianidad de las personas. Gracias a esta crisis es difícil ver personas en las calles sacudiéndose la nariz a mano pelada, o limpiándose la garganta para esputar en él piso, él covid introdujo de nuevo la costumbre de lavarse las manos en los hogares y en general los hábitos de higiene mejoraron entre la población.
En términos turísticos el Covid subió de categoría él turismo interno dominicano, que se erigió en protagonista durante la pandemia, pues mantuvo a flote la industria sin chimenea del país durante lo más duro de la situación.Este hecho redimensionó la estatura del vacacionista dominicano, que antes del covid, cuando la industria boyaba en turistas internacionales, era visto con desdén por empresarios y empleados de establecimientos turísticos, que decían “que no querían dominicanos en sus hoteles, porque solo iban a comer y beber en demasía”; menospreciando él aporte que hacía el criollo a la industria del ocio, que en tiempos en que él turismo internacional crecía como la espuma en un vaso de cerveza caliente, era visto como pírrico.
Dentro del contexto de la pandemia, el sector hotelero registró una tasa de ocupación de 30.4% y estando los puertos y aeropuertos cerrados y él mundo tras las puertas de sus hogares, no se dificulta entender que este porcentaje lo suplió él turismo interno. Los dominicanos presa del confinamiento, sin poder salir al exterior del país, cuando tenían la oportunidad salían a votar él golpe, en los resorts y centros vacacionales del país, evitando el colapso total de las empresas hoteleras y ratificando uno de los méritos que no se le puede regatear a este pueblo, cuando se trata de disfrutar y pagar por su bienestar, si él bolsillo está cómodo, no se le aprieta él pecho a un dominicano, para gastar lo que sea necesario con tal de pasarla bien; y encerrado durante la pandemia, un ciudadano acostumbrado al bonche y él teteo, es obvio, que la estaba pasando bastante mal.
Hay que destacar que él mercado turístico local, fue beneficiado con él Plan de Incentivo al Turismo Interno, que incluyó ofertas con descuentos desde un 20% a un 50%, que los viajeros nacionales se apresuraron a aprovechar, sobre todo por las facilidades de financiamiento con condiciones crediticias favorables al consumidor y como no podía salir a destinos foráneos, él turista interno se volcó como nunca lo había hecho a conocer el país y disfrutar de sus encantos, sobre todo en los espacios naturales, Constanza, Jarabacoa y otros lugares de la geografía nacional.
Esto hace mas interesante el destino República Dominicana para la industria local y la inversión extranjera, apuntalando él famoso slogan, “Lo tiene todo”, ya que a partir de ahora nuestro turismo no solo contará con la recepción de turistas extranjeros, que luego del letargo de la crisis, poco a poco se va recuperando, sino que también contará con un importante nicho de mercado de dominicanos que desde ya comienzan a planificar sus salidas los fines de semana, tanto para resorts y empresas hoteleras establecidas, como para lugares y atractivos locales que aún no se han abierto al mercado del turismo formal,
contribuyendo a mejorar la economía de localidades donde se encuentran esos atractivos, muchos de ellos en estado virgen y puro, que ni siquiera nos imaginamos que existen en nuestro país, las giras hoy llamadas tours, son un negocio que luego de la pandemia, ha tomado bastante fuerzas y es él campo de operación de muchos emprendedores y emprendedoras jóvenes.
Las crisis son necesarias según los expertos, ya que generan cambios y como la oruga se convierte en crisálida, la crisis del covid nos apretó dentro del saco de la metamorfosis, pero él esfuerzo, por doloroso que fue, propicio él nacimiento de la esplendorosa mariposa del turismo interno nacional, un nicho de mercado al cual hay que ponerle atención, porque su potencial apenas comienza a dar los primeros aletazos.