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AMANECER EN LA CARRETERA

Por Maria Marte                                                                                                         Cazando amaneceres y atardeceres 

Ya mi mochila se había acostumbrado a no moverse, había durado dos meses en un rincón…Tomó vacaciones de sus vacaciones, la miré y le pregunté: seguimos carreteando?

VILLA ALTAGRACIA:  Pasamos el peaje y en 15 minutos estábamos en Villa, un pueblo  enclavado entre la Cordillera Central y la Sierra de Yamasá.  En la entrada está la Virgen dando la bienvenida a quienes deciden entrar a conocer esta pequeña ciudad,  famosa por sus balnearios Los Mogotes, La Represa y Club Las Minas. Una comunidad laboriosa donde la Industria Nacional  del Papel , FRUDOCA y el Ingenio Catarey dejaron sus huellas de prosperidad de ese entonces.

          

En la calle principal, un mural refleja hechos y personas importantes, pero no está la foto ni el nombre de Don Melanio Hernández, el señor que  escribió el icónico libro Nacho y que pienso que muchas personas, al igual que yo, se entusiamarían a visitar este pueblo solo para conocer sobre la vida de este escritor.

Sentí un poco de hambre y alguien me recomendó La Terraza Don Moreno, un sitio muy amplio, acogedor, con varios ambientes, muy buen servicio y donde se puede encontrar un menú variado con parrilladas y un  exquisito camarón en crema enchilada elaborado por el Chef Capellan. No solo tiene una buena cocina, también una hermosa vista hacia las montañas. Observo los árboles que rodean el río que se va perdiendo en el anochecer y te invita a no querer salir de Villa Altagracia.

 JUAN ADRIÁN: Cuando quieras sentir que estás en la montaña pero no te gusta subir a las alturas, visita este pueblo donde solo el trayecto te contagia la belleza de ir mirando el río y el verdor  de la montaña unido con el silencio que rodea… es un viaje encantador.      Es un pueblito mágico, por donde quiera sale un arroyo de aguas cristalinas. Y si no les temes a las alturas a solo 22 km se encuentra Villa Arriba con sus amplios sembradios, esperando los visitantes que les gusta hacer ecoturismo.

CONSTANZA: El trayecto con su aire europeo , nos invita hacer una entrada a la reserva científica ÉBANO VERDE ,aunque no puedo decir que me bañé, si disfrute el sonido de sus aguas cayendo estrepitosamente por las inmensas rocas. Ya agotada y con hambre había que hacer una paradita en el balneario LOS PATICOS  en la comunidad de Arroyo Frío y luego entrar camino a LA DESCUBIERTA, para comer la mejor arepa de maíz con coco. Es una comunidad rodeada por un río, personas amables y dadivosas de donde salí con el baúl lleno de tayotas y un chicharrón en la mano, obsequio de los moradores.

En Constanza hay muchas y muy buenas opciones para alojarse , hoteles que incluyen desayuno y otros solo café, con precios entre 1200 y 5200 pesos, muy higiénicos y sobre todo con buenos restaurantes. Si no sales de la ciudad, puedes visitar el santuario del DIVINO NIÑO desde ahí puedes admirar todo el valle y la hermosa ciudad. No puedes marcharte sin almorzar y degustar las ricas comidas de Doña Luisa. Para mí es la mejor comida típica, ahí las carnes y las habichuelas hacen perder cualquier dieta. 

JARABACOA:  Al amanecer tomé mi amiga mochila y salí rumbo a Tireo uno de los pocos lugares donde las personas todavía creen en los demás. Seguí mi ruta disfrutando el hermoso panorama que brinda la carretera construida por la controversial Odebrecht, pero que facilita y acorta el tiempo para llegar a Jarabacoa donde solo hablar de ella me llevaría dos páginas más. No sin dejar de mencionar que un buen turismo va de la mano con buenas comidas y nada como degustar las costillas de Parador Corazón de Jesús y el helado de Doña Ivone.

Animense a hacer este hermoso recorrido, porque para hacer turismo la edad es solo un número.

 

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