Airbnb mueve ficha. La tecnológica líder en alquiler turístico y vacacional ha instado a la Unión Europea a que desarrolle una ley que regule los alquileres de corta duración. Según la carta firmada por Chris Lehane, vicepresidente sénior de Políticas Públicas y Comunicación de Airbnb, la compañía pretende así impulsar “el gran reequilibrio de los viajes en Europa”.
“Nos encontramos ante una gran oportunidad para que la recuperación de los viajes sea segura, sostenible y beneficiosa para el conjunto de la población”, señalan en la misiva. Asimismo, aseguran que los beneficios económicos llegarán a un mayor número de personas y se impedirá a su vez el regreso del fenómeno del “sobreturismo”, que ha traído consigo la masificación en algunos destinos vacacionales.
Por eso reclaman a la Unión Europea que intervenga a escala comunitaria sobre los alquileres de corta duración “para impulsar una mayor armonización regulatoria en el mercado único”. Algo que la UE parece disputa a hacer, pues según anuncia Airbnb, “la Comisión Europea ha anunciado una consulta sobre la creación de una normativa específica para los alquileres destinados a estancias cortas”.
Los viajes han cambiado
Para que esta consulta prospere, es fundamental reconocer cómo la pandemia de COVID-19 ha cambiado fundamentalmente los viajes y que se formulen normas con visión de futuro que recojan los nuevos hábitos de viaje a corto, medio y largo plazo.
Con este propósito, desde Airbnb comparten una serie de ideas sobre los viajes en Europa para que se tengan en consideración a la hora de plantear esta consulta:
1. Mayor dispersión de los viajes
Los viajes tienden hacia una mayor dispersión, y cada vez más personas visitan destinos rurales y comunidades más reducidas.
Estos viajeros se decantan por destinos remotos y menos densamente poblados, contribuyendo a extender el turismo a nuevas zonas, y beneficiando a los anfitriones rurales de Airbnb.
Casi el 60% de las pernoctaciones en la UE en el primer semestre de 2021 ‒frente al 40% de las que se realizaron en el mismo período de 2019‒ tuvieron lugar en zonas menos pobladas. Por ejemplo, durante los seis primeros meses de 2021, el número de visitantes que encontraron alojamiento en la Bretaña francesa a través de la plataforma de Airbnb duplicó a los de París, mientras que el número de huéspedes que se alojó en Andalucía triplicó a los de Barcelona.
2. El teletrabajo gana adeptos
La línea que separa el trabajo, los viajes y la vida es cada vez más fina mucha gente vive ahora gracias a plataformas como Airbnb. La tecnología facilita el trabajo desde cualquier lugar, y las personas se están adaptando a esta nueva flexibilidad.
Más de la mitad de las noches reservadas a través de la plataforma de Airbnb en la UE en el primer semestre de 2021 fueron parte de reservas de al menos una semana de duración. Esta nueva tendencia crea enormes oportunidades económicas para destinos como, por ejemplo, Málaga, donde se está trabajando con las autoridades locales para promocionar la región entre los nómadas digitales que pueden pasar semanas o meses en diferentes destinos.
3. El alquiler, fuente de ingresos
“Airbnb permite que todo el mundo tenga la oportunidad de obtener ingresos gracias al turismo, ya que la mayor parte de la economía de Airbnb va directamente a los bolsillos de particulares”, señalan en su carta.
En la Unión Europea, los nuevos anfitriones con un solo anuncio en la plataforma de Airbnb facturaron 70 millones de dólares (casi 60 millones de euros) entre enero y junio de 2021.
Por otra parte, “cuando los huéspedes se alojan a través de la plataforma de Airbnb, consumen en los barrios locales y apoyan a las empresas con su gasto”, concluyen.
Asimismo, y según sus datos, en Madrid, por ejemplo, calculan que por cada 1.000 huéspedes que se alojan a través de Airbnb se sostienen 8,5 empleos. Mientras, en Barcelona, cada 100 anuncios en la plataforma contribuyeron a sustentar 23 puestos de trabajo.