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Yamal y Williams: cómo mantener los pies en la tierra cuando has tocado el cielo

A Yamal y a Williams no solo les une el fútbol y una complicidad que ha traspasado el terreno de juego. También tienen en común saber lo que es nacer en familias inmigrantes y enfrentarse a las dificultades para salir adelante.

“Tienen un contexto de superación, de esfuerzo, de madurez, de vivir cosas que otros no han vivido y que gracias a eso son personas más fuertes mentalmente. Mientras no pierdan de vista su identidad y no olviden de dónde vienen todo eso les va a ayudar”, considera David Llopis, psicólogo especializado en deporte y actividad física en una entrevista con EFEsalud.

También el tenista Carlos Alcaraz es ejemplo de haber llegado alto en el tenis siendo muy joven. Con 21 años acaba de ganar, por segunda vez consecutiva, el torneo de Wimbledon de Londres, además de otros dos gran slams.

“Estos jóvenes disfrutan con lo que hacen y para ellos el éxito no es una portada, ni los millones de euros, ni un fichaje…El éxito es superarse a ellos mismos, ser mejores”, asegura por su parte el psicólogo Pablo del Río, pionero en España en esta disciplina aplicada al deporte y asesor del Comité Olímpico Español.

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El español Carlos Alcaraz besa el trofeo tras vencer a Novak Djokovic en la final del torneo de Wimbledon. EFE/ADAM VAUGHAN

¿Cómo digerir el éxito?

Que Yamal sea comparado con Messi y que sus asistencias y sus goles en la competición de Alemania hayan asombrado al mundo entero, al igual que lo ha hecho Nico Williams, considerado el mejor jugador de la final de la Eurocopa, también pone sobre la mesa cómo pueden digerir el estrellato personas que están en los albores de su carrera.

“Es gente sencilla que naturaliza el éxito, pero nosotros somos los que los ensalzamos. Desde los medios de comunicación y desde la sociedad les endiosamos y le otorgamos unos valores que no son exclusivos del deportista, hay otras muchas profesiones, desde un cirujano a un bombero, que tienen sus responsabilidades”, explica Pablo del Río, antes vinculado al Consejo Superior de Deportes.

“El concepto que cada uno tenga del éxito va a condicionar mucho la forma de vivir los logros. Es importante que definan quiénes quieren ser, en qué tipo de personas se quieren convertir con el paso de los años, qué legado quieren dejar en el deporte…”, apunta Llopis, director del máster de Psicología del Deporte de Florida Universitaria.

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EFE/ Alberto Estévez

La familia, la pieza clave

Cuando tocan el cielo del triunfo en edades tempranas es necesario, según lo expertos, que la familia sea la que les mantenga anclados con los pies en la tierra, aunque en ocasiones es también el propio entorno el que puede perder el norte.

“El problema no son ellos, el problema es la familia, los amigos, los directivos…”, advierte Pablo del Río.

El psicólogo relata que ha tratado a deportistas con las ideas claras pero que se ha topado con unos padres con unas expectativas muy altas que les crean “una presión añadida”. Esto hace que muchos se queden en el camino: “No es que no sepan manejar el éxito, es que no saben manejar el posible éxito”.

En el otro extremo cita el ejemplo del tenista Rafael Nadal: “Uno de sus mayores éxitos ha sido su familia, que le ha puesto en su sitio para que no se crea superior a nadie”.

David Llopis coincide en que los padres “tienen que seguir acompañando en ese camino de convertirse en adultos, en ese proceso de maduración, estando cerca, poniendo límites pero también entendiendo que son personas que ya tienen su autonomía económica”.

Por eso, señala, en cualquier proyecto deportivo es clave preparar a las familias para las distintas situaciones a las que puedan llegar sus hijos.

“El problema es cuando este cambio afecta a la familia y también están en una nube de euforia”, advierte el autor de “Psicología y Fútbol”.

Considera que un riesgo es enfrentarse a una nueva vida fuera del campo de juego, con disponibilidad económica y oportunidades de entretenimiento social, pero también el alto nivel de exigencia de los entrenamientos, de los viajes, de las concentraciones pueden alterar las relaciones con familia, pareja o amigos de toda la vida.

“El deportista necesita momentos de desconexión con el deporte” y relacionarse con los suyos que son quienes le ayudan a conectar con él mismo y con sus orígenes, asegura Llopis.

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(Dcha a izda) Xisca Perelló, Maria Isabel Nadal y Ana María Parera, mujer, hermana y madre de Rafael Nadal, en abril de 2024 en el torneo de Mutua Madrid Open disputado en la Caja Mágica. EFE/JuanJo Martín

La responsabilidad de ser un ejemplo

El éxito también se mide en las redes sociales. Alcaraz, Yamal y William también triunfan en ese campo. Y cada gesto suyo puede ser imitado.

“De lo que transmiten se ve que hay mensajes de madurez, de responsabilidad, de esfuerzo…”, señala Llopis.

Por eso, en el caso de Yamal, que tiene que decidir si continuar con sus estudios una vez finalizada la enseñanza obligatoria, “puede influir mucho que apueste por la formación” frente a otros que lo dejan todo por el fútbol.

Pablo del Río, por su parte, aconseja a los deportistas que se preparan para los Juegos Olímpicos que aparquen las redes sociales para que nos les condicione. “Unos me hacen caso y otros no”, dice.

El deportista de élite, una mentalidad diferente

Pablo del Río, que atiende a algunos de los participantes de España en los Juegos Olímpicos de París, explica que el deportista de élite tiene “una mentalidad diferente” al resto de la sociedad.

“Trabaja -añade- para ser mejor cada día, tiene una competencia interna, no externa”.

El experto cree que Lamine Yamal juega en el campo de fútbol como lo hace “en el patio del colegio” y expresa sus emociones en cada jugada, igual que hace Alcaraz en la pista: “Están disfrutando porque están jugando consigo mismos, no de cara a la galería”.

Pero, advierte, es importante que, más que el éxito, manejen la presión: “Ellos pueden crear su propia autopresión pensando que lo tienen que ganar todo. Cuando uno admite que puede perder está más cerca del éxito”.

Yamal y Williams: atrevimiento y espontaneidad

La juventud puede ser un hándicap pero sobre todo es una gran condición.

Lamine Yamal y Nico Williams han conseguido el sueño de estar entre los seleccionados del fútbol y han demostrado en la Eurocopa que la juventud les sirve para jugar con “atrevimiento”.

“Tienen algo especial que tiene que ver con la capacidad de gestionarse emocionalmente, con atrevimiento, el miedo no existe y actúan con espontaneidad unida a las buenas condiciones físicas que se lo permite”, manifiesta David Llopis.

Salud mental es tener los pies en la tierra

Tener salud mental es gozar de bienestar emocional y afrontar lo que ocurre, bueno o malo, sin desestabilizarse y gestionando el estrés.

“Que uno mantenga los pies en la tierra, que mantenga la calma, eso es salud mental. Es importante que el deporte lo utilicemos en beneficio del desarrollo de las personas, si son más competentes ofrecerán mejor rendimiento”, apunta David Llopis.

“También tenemos que ayudar al deportista a valorar el camino. Uno de los grandes riesgos es que valoremos solo el gran éxito, el primer lugar” y no otros triunfos considerados secundarios.

Los dos profesionales destacan la necesidad del asesoramiento psicológico regular para preservar la salud mental de los deportistas y también a la familia para que les ayuden a tomar decisiones y a vivir pegados a la realidad.




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